15.
ACTO TEATRAL:”LAS TRENZAS DEL PECADO”.
Obra de teatro en tres actos del
excelentísimo protomédico don Samuel de la Velmez de Qùrduba -para tratamiento de los
status y los desvaríos de los vapores y demencias,
en la aflicción de su Excelencia doña Juana Reina de todas las Españas: Lugar
Palacio Real de Amberes.
Se abre el telón.
I Acto
Escena I
Escenario Palacio Real de Amberes: donde se
vislumbra una luz lineal que entra por un ventanal al lado derecho, conforme se
mira, dos hombres de aspecto cómodo caminan de espaldas, con paso entrecortado
van hablando mientras pasan y son saludados al tiempo con alabardas por los
soldados de guardia.
El Embajador español:
-Pues es mi querido
licenciado en médicas, por el Protomedicato de Zaragoza…..He de deciros que me es grato saludaros, más cuando ya
observareis que estamos en tierras
extrañas y no de fiar, pero siempre a las órdenes de nuestros reyes católicos.
Siendo contestado ahora, por Don Samuel de Qùrduba:
-Pues a sus aposentos nos dirigimos, he sido avisado por su majestad
ese rey de Borgoña, avispero y largo
como el Duero -de una nueva crisis de nuestra reina.
Tras esto continúan caminando por la galería
de palacio hacia los aposentos reales ,
en la antesala de los cuales se encuentra junto a su asesor y obispo fiel , el
cual hace las veces de primer ministro ,
EL REY HERMOSO con voz imperiosa y fuerte,
como de mando, dice ahora:
-¡Por fin venís!
Ambos se encuentran nerviosos
y agitados, acercándose hacia los que llegan y comenta tras una pausa no muy larga:
EL REY HERMOSO:
-Tenemos que disuadir a la reina,
la cuan anda con una nueva aprieto y amenaza
en tijeras en manos de punzar
cuellos y cortas los cabellos de la
Duquesa de Amberes, la cual me es fiel y con la que confieso habladurías sobre
mi persona fuera de estos palacios, quiere cortarle los cabellos a los cuales
los llama “Las Trenzas Pecaminosas”.
Ahora dirigiéndose al protomédico, en tono
imperativo e interrogante.
EL REY HERMOSO:
- ¿Usted es Samuel el
protomédico del que tanto se nos ha hablado?
Tras esto, este último dirigiéndose al Rey
Hermoso con mezcla de latín y algo de la
lengua de los francos.
DON Samuel de BelmezVelmez de Qùrduba:
- ¿Es cierto lo que le
preocupa a mi reina, majestad?,-debo de saberlo todo, para intentar calmar los
vapores agitados y desvelos de mi reina
y comprender lo alienado de su trance.
En esto mientras hablaban entre ellos se
oyen voces, llantos y gritos entremezclados entre lenguas vivas y muertas.
-Pudiéndose escuchar cerca de las puertas
de los aposentos reales:
DOÑA JUANA:
-¡Os voy a cortar esos
cabellos , que tanto laváis ; para que
brillen como soles ¡ y poder engatusar ,para más tarde engatillaros en mis alcobas
, rozando la piel blanca de mi rey hermoso, el cual pertenece solo a la
futura Reina de España .
Tras unos momentos de silencio y sin apremio,
comienza otra vez como si de una retahíla se tratase a gritar en voz alta:
DOÑA JUANA:
- ¡Y mi rey es, solo mío!
Continuando una vez más, la
Princesa de Borgoña y de las Españas:
-¡Y por supuesto ninguna burguesa, que no
noble pues ,lo ilustre no se adquiere
con títulos donados ni comprados además sin méritos en tu caso según me han
dado a entender que los justifiquen .
Continuando Doña Juana:
-¡Bebedora de leches agrias y
fermentadas de vacas de estos campos, cuajadas
como vuestra piel y con esos colores en vuestra faz que recuerdan
nodrizas ruborizadas y del color de embutidos a chorizados y curados con los fríos
de las tierras de Teruel!
-¡Ninguna lagarta!
-¡Me lo va a quitar ni usar!
Continuando e insistiendo con voz más
acentuada:
DOÑA JUANA:
- ¡A mi hermoso, no me lo
toca ni me lo roba nadie!
Y como alguna se atreviese, con la punta
de estas tijeras de telar que tengo ahora entrecogidas en mis manos y que se
mueven dudando - sobre la piel de vuestro pálido cuello, ¡Os
juro que os cortare esas trenzas rubias y pecaminosas!
Tras lo cual con voz tenue y cohibida, como
en los casos de desesperanza y miedo, es constada ahora, por la dama en
cuestión:
LA DAMA DE AMBERES.-Perdonar yo con vuestro
amado solo estoy en reuniones para aconsejarle,
sobre las trabas que le da la plebe y otros asuntos de gobiernos.
DOÑA JUANA.
-Si de consejos haber en que
postura os engatilláis mejor con mi rey hermoso, como allá en mi al andaluz
saben y enseñan las mujeres de harenes y mozárabes que expulsamos , por no convertirse Al verdadero credo, como yo
apoyada por juntas y gobiernos conseguiré de mi rey hermoso , que os exilie de
estas tierras .
II Acto
Tras oír un gran grito entremezclado entre ruidos, forcejeos por
fin el rey y la comitiva empujan la puerta:
DOÑA JUANA:
- ¡Quietos, no deis ningún
paso adelante!
EL REY HERMOSO.- ¡Juana tranquilizaros!-Os
traigo a Samuel de Velmez vuestro protomédico de Qùrduba.
Continuando una vez más e infiriendo,
el Rey:
-Alabarderos –detenerla y vos
Don Samuel darle alguna pócima y
platicar con ella, su ánimo y su aprieto, debéis de controlar.
Doña Juana:
–dirigiéndose ahora con voz
bronca hacía varias Damas de cortesía, maduras, que le han puesto y que entre
sus virtudes en sus últimos años además
de saber más por tiempo que por lobas, de las que siempre a través de
habladurías y contertulias exigen cada vez más y más, como si sus años y males
fueran pretexto para, tenerlas agradecidas y que su misión es que la Princesa
de España, sea siempre controlada por el Rey Hermoso.
Doña Juana:
-Y vosotras maduras
orgullosas que en vuestra sequedad no solo de cuerpo sino de mente, que a
vuestros maridos, no sois capaces de ilusionar como no sea con vuestras quejas
y males y que desagravio os dedicáis a alcahueterías sobre mí y mis llantos
-¡Alejaos de aquí ahora!
-¿Si no queréis salir también
trasquiladas como ovejas castellanas?
Ahora Don Samuel le invoca,
con voz templada:
-Majestad estoy aquí por la
ordenanza de vuestro Padre, mi Rey Don Fernando, sosegaros, tomar esta medica
que os calmara esta afrenta, ya tendréis tiempo de aclararlo todo.
Doña Juana ahora dirigiendo la mirada y volviéndose hacia los
que desde atrás la contemplan:
-Perdonarme, sé que hacéis
buenas médicas, pero ahora debo cortar estas trenzas pecaminosas y a mi esposo
luego alguna bofetada le caerá, ya que sé que no es lo suficiente hombre ni caballero,
para enfrentarse a la verdad cerca de mí.
El Rey Hermoso:
-¡¿Qué no soy hombre?!
Continuando Doña Juana:
-Aunque luego me castigue como un niño pequeño y me amenacé
con soledad por no consentir en sus deseos de poder y desagravio hacia mi padre
y Castilla, ya que esta embrujado por ese rey suyo y de los Galos del cual
vasallo en cuerpo y mente se considera.
El Rey Hermoso:
-¡Niño pequeño!
¡Vasallo del Galo!
Ahora el Rey Hermoso, tras
una moderada pausa, contesta con voz
entrecortada y con brío:
-¡Callar ya o mandare a mis
soldados que os encierren por locura y desagravio hacia mi persona! - además os
digo y mantengo delante de todos los que en este momento estamos asistiendo a
este teatro de chifladura , que tengo un
diario escrito por mis notarios de todas vuestras paranoias , que hare llegar
a vuestro padre , cuando crea
conveniente y que vuestro embajador había ocultado e intentaba sustraérmelo ,-
el cual por cierto he recuperado
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