6. EL VENENO
Borrador "El gato de la Reina" de José Luis Sújar Romero.
Unos meses atrás, la comitiva
de los nuevos soberanos de Castilla, atraviesan los montes de Galicia,
intentando acercarse por el camino de la plata a la capella de la ciudad
burgalesa, primero han desembarcado en La Coruña, que no en el puerto de Laredo
como estaba previsto, después de un viaje accidentado en las costas de ese Canal
de la Mancha, donde una vez más tuvieron que refugiarse en territorio inglés, cerca
de Portland, después de haber embarcado en Flandes antes de llegar a tierras gallegas;
tras una travesía por mares agitados. Cabalgan por haciendas y caminos de
Burgos donde no se les esperaba y si están
por aquí, algunos dicen que es para
buscar apoyos en aquellos nobles que ahora descontentos se encuentran con la política
que han ejercido los Reyes católicos, hacia estos lugares.
Tras la primera jornada de camino, han
tenido que parar al anochecer e improvisar estancias reales, en una villa
cercana cuando son despertados a medianoche; por ruidos de cadenas, fuegos y
monjes que van rezando en santa compaña, algunos de ellos llevan en procesión mientras caminan entre árboles y vientos una jaula con un
esqueleto de un cadaver en la misma posición en que se encontraba cuando estaba
en el lecho materno, lo llevan colgado de un palo en sus hombros que
sobrellevan entre dos de ellos, con cuerdas deshilachadas y atado a sus
cuerpos. Otros dos frailes, con hábitos
desgastados por el tiempo, van cantando ritos galaicos de antiguos druidas; mientras
sus pies parecen desaparecer por la niebla en forma de bruma que los envuelve.
Llega un momento en que en aquel lugar
hacen una parada en medio de la noche, preparan
una candela con leña seca que portan y ponen a calentar una gran caldera que previamente traía uno de
los religiosos misteriosos, a la que añaden de una vasija vino destilado en
grandes cantidades. Tras ser preguntados
por la guardia de la escolta del
futuro Rey de Castilla, el que iba haciendo las veces de encargado de ceremonias
de esta compaña santa, les acerca un cazo de madera que desprende fuego, invitándoles
a beber de esa olla caliente llena de orujo, licor fuerte de hierbas y viendo que aquellos militares no les entendía, recita una retahíla, donde les invita a trincar
en compañía de los espíritus que ya no están. Tras esto y agradeciéndolo los
soldados, como se podía apreciar en las mejillas sonrosadas de sus caras por la
euforia y el calor del orujo de hierbas, mientras miran al esqueleto de la
jaula que transportaban los monjes más jóvenes, les dejan continuar, desapareciendo
los monjes, entre los pinares de esos
lugares en medio de la oscuridad.
Al alba con los primeros escasos rayos de
sol se levanta el campamento, la comitiva continúa camino por tierras donde a este
sequito real no se les espera. Algunos
lugareños dicen a sus vecinos, que están
allí para buscar apoyos en los nobles descontentos de los que en esos lugares
gobiernan tierras y hombres a su antojo y beneficio, como los de Lemos,
Benavente y que a los cuales ahora; le interesaba cambiar de bando tras haber
estado bajo el yugo de los Reyes Católicos, nobles despechados a los que se le iban sumando otros ilustres mientras
su viaje avanzaba, dolidos tambien con la politica dura de los padres de la
infanta, sin embargo todos asistirán ahora, a su proclamación.
Felipe es todo hombre de miramientos. En estos momentos, está pendiente
de lo que, para algunos es su conveniencia en estos momentos su ¡loca mujer! y
no intenta nada más que pretender agraciarla, no en vano está a punto de
conseguir de ella lo que más anhela en esta vida o sea el poder.
En este caso, no ser un duque de la Borgoña,
conde de Flandes, invitado de piedra y esposo de la futura Reina de Castilla, sino
ser ahora; proclamado como Felipe el primero de Castilla, en Valladolid, por su
enlace con la hija del Rey católico enemigo personal suyo, todo gracias a las
misericordias y bienes prometidos, por adelantado por supuesto, a los nobles de
Nájera, Medina Sidonia, el de Villena y otros que lo han negociado previamente
en su nombre.
Ha
desembarcado en las tierras gallegas para evitar el encuentro con su suegro en
vez de lo, como es costumbre en este tipo de viajes, en el de Laredo de Cantabria.
Aconsejado
por su fieles ahora lo más conveniente
es llegar al poder sin sobresaltos. El Rey Fernando lo busca a caballo
por otros caminos, es consciente de todo lo que trama por las cartas del dominico
al que días antes, envió delante de él,
por aquellas tierras lejanas.
El fraile le ha aclarado que don Felipe no
es de fiar, que manipula a su hija, la cual no ha podido mantenerse firme a su
pesar; en contra de las alianzas de su esposo con el Rey francés enemigo
natural de Castilla.
Yerno
real ¡què no es sano!, no en vano se porta igual u otro tanto, a la manera de
su propio suegro, el mismo Rey aragonés Fernando.
El
cual está jugando a dos bandas, pues el Rey viudo en menos de un año de duelo,
se presta a contraer nuevas nupcias con Germana de Foix familia del Rey francés,
se convertiria por mano del demonio en aliado en vez de enemigo de castilla,
comentando a sus consejeros por cartas, que todo esto, lo hace por salvaguardar el testamento de su
difunta esposa Doña Isabel de Castilla a la que humildemente sirvió por amor, por
la Iglesia y por el reino; y que una vez las cortes nombren a su hija Reina de
Castilla se retirara a Aragón, donde pretende emprender la conquista del reino
de Nápoles. Además de defender los derechos de su prometida doña Germana si
hiciera falta sobre Navarra, para lo cual cuenta como siempre con su más fiel
vasallo el Duque de Alba, ya que se trata de una partida de ajedrez a jugar con el Rey francés, cuyo hijo político es peón
de este.
Días más tarde, la comitiva de los
próximos Reyes de Castilla llega a la casa del Cordón en Burgos, en esa ciudad
donde los aires corren a modo de corrientes, tanto es así que sus gentes evitan,
en parte del año, salir y laborar fuera
de sus casas por estos fríos vientos que
a más de uno causan gran malestar, no en vano también se consuelan y medican en tabernas y mesones con los mas preciados panes
horneados, vinos del Duero y morcillas ensangrentadas que son leyendas por
todas las villas y lugares cercanos desde tiempos atrás. Es la fría ciudad del Cid campeador y Jimena, la primera en aires y la de los mejores vino.
No lejos de allí, el Rey Fernando suegro
del duque borgoñés tiene una reunión con el padre franciscano futuro inquisidor
general, que por momentos inesperados
regenta ante las circunstancias actuales, la vacante del reino, el cual
le habla de sus preocupaciones por estas soberanías; el eminente monje Gonzalo le va a plantear hasta
donde estaría dispuesto a llegar.
Para evitar y sanear el destino de estos reinos,
el Rey Fernando le va a contestar que, efectivamente, se encuentra preocupado
por ellos y que la gobernabilidad de estas tierras; no se puede dejar en manos
de un yerno traidor, que además le consta que es manipulador y mal tratador de su hija, la cual se sabe que no es dueña
de todos sus actos y que en ocasiones desvaría, y ausenta de estos mundos con
pensamientos rotos y más cuando este fementido le consta que la maneja a su antojo. Pues los dos podrían recordar, lo
que tiempos atrás le llegaba de noticias, a través de sus embajadores,
planteando la humillación a la que sometía a su hija y que si no fuera porque es, lo que
más ama en este mundo, su hija; ¡A ese mal tratador! Ya habría terminado con él personalmente.
El regente franciscano le hace llegar, antes estas circunstancias y sabiendo los dos
lo que más le conviene a estos reinos y lugares, que están siendo
últimamente controlados por
nombramientos a foráneos, en cancillerías y arzobispados y los nobles que a modo de seguidores del partido
felipista ahora están en ello, esperando prebendas, para el día de mañana.
Y que
habría que tomar las medidas necesarias, pero que sería más prudente a
esperar un tiempo, después de su coronación en Valladolid. Incluso no sería
absurdo pensar en que el destino y o valiéndose de alguna mano negra con algo ¿quién
sabe si ponzoñoso?; que en otras ocasiones sabemos, que no han sido una mano tan
mala, pues nos consta que cierta hermandad ha puesto su cofradía con
acciones y beneplácitos para
Castilla y Aragón en ocasiones difíciles, aunque después hemos tenido que pagar
en maravedíes de plata , con oídos sordos y miradas hacia otro lado, ante los
requerimientos de alguaciles y jueces por otras causas que solo a ellos
por fechorías les concernían .
Continua el eminente fraile diciendo qué duda cabe en esta hermandad del
mal, algunos la asemejan al animal de la
garduña, el que la gobierna, por sus propios intereses, una vez más nos ayudará
dado que ante las noticias y maneras de ser de este Rey traidor, el cual no se
cuida y se porta como un vividor que no respeta la fidelidad de una futura Reina
castellana. Añadiendo además y sabiendo ahora que su salud, nos consta de buena tinta, no es
notoria, pues sabido es que suele frecuentar casi todas las noches; con nobles de su partido , garitos y
mesones donde habitan plebeyas y
jóvenes marcados algunos ya, con blatas en sus cuerpos ; gentes del mal
vivir, en sitios donde no se está con aguas limpias más con la peste y miseria que en estos dos
últimos años azota estos lugares; mientras los hijos de estos reinos, no comen apenas en todos los pueblos cercanos
por la escasez de alimentos debido a las malas cosechas. Aunque ya hayamos
puesto los primeros remedios, repartiendo trigos en lugares donde por cierto,
abundas heces de ratas con sus vapores, liendres que pican ¿y si no?; ¡siempre
habrá pozoñeros que saben de males provocados! Casi tanto, ¡como si en la
Universidad de Alcalá hubieran practicado estudios!, en fin que ambos debían
esperar, ¿que a lo mejor? este esposo infiel, ¡El solo! ¿Se buscara su destino
final?, no en vano mucho está apostando en ello y por supuesto nosotros si el
desenlace de forma natural se produjera; aprovechar vientos mejores podríamos…
A lo que es contestado ahora por el que
escucha, de que bien es verdad en que en alguna ocasión, en este mundo en que
nos ha tocado vivir a ambos, podemos
recordar decisiones del cuerpo del Rey, que si bien no rozaron las más mínimas éticas
y buenas costumbres, siempre se hicieron
por el bien de estos reinos y sobre todo por sus gentes, para que no tuvieran que pasar hambrunas ni
enfermedades de todo tipo y que eso si, si se recurrió a terceros, siempre se tuvo en cuenta el silencio
necesario para llevar a cabo estas acciones, por el bien del reino.
Gobernar también es saber soportar la parte de maldad
que existe en el hombre y en sus ansias de poder y muchas veces, como consta, está escribiendo
cierto funcionario en la Italia de los Borgia,
¡lo importante es el fin no importando los medios que se hallan empleado en él,
para su logro!
Ahora es contestado por el fraile
franciscano.de que ¿ojala el destino más
natural se cumpliera?, sin tener que intervenir
con garduña alguna y ¡las aguas ellas solas vuelvan a su cauce natural,
camino del mar!
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